domingo, 9 de noviembre de 2008

Cómplice


-¿Te comiste al weón?
-Sí po weona
-¡Jajaja! ¡Vo soy muy macara!
- ¿Y vo weona?
-También po, si es el mismo weón. Cacha que hasta los minos nos hemos compartido.
- Sí po weón. En volá cambiemos las "D"...
- No pasa na...
-No, no. Yo estoy enamorada ahora.

¡Jajjajjaja!

sábado, 18 de octubre de 2008

Anoche

Las balas y su estallido acústico en mi solapa.
Las balas fujitivas una noche de sonrisa lunar.
Las sirenas asechando la oscuridad anónima.
Las balas me soplan el oído, volteé a mirar...
Las balas alojadas en tu abdomen eruptivo.

En un segundo te vas, te haces acuoso,
Te haces laba derramada en el suelo...
Te haces lágrima.
¿y yo?
Tengo miedo, en un segundo, se verte así
de verte así...

Escóndete, corre, no te detengas en la oscuridad
no aquí, no de noche así.
En un segundo te me vas y yo contigo.

jueves, 9 de octubre de 2008

diez y ocho - tres

La tonta
la tonta cuática, la tonta enojona
la tonta
la tonta llorona, la tonta dependiente
la tonta que espera y espera
la tonta que se aburre
la tonta que tiene pena
la tonta

tan tonta
sabía, sí lo sabía...

lunes, 23 de junio de 2008


"Inicialmente el deseo incontenible, exasperado, no puede oponerse a la vida, que es su resultado. El acontecer erótico representa, incluso, la cima de la vida; cuya mayor fuerza e intensidad se revelan en el instante en que dos seres se atraen, se acoplan y se perpetúan. Reproducir la vida, pero reproduciéndola, la vida desborda, alcanzando, al desbordar el delirio extremo"...

"Esos cuerpos enredados que retorciéndose, desfalleciendo, se sumen en excesos de voluptuosidad, van en sentido contrario a la muerte, que más tarde los condenará al silencio de la corrupción"...


Bataille.

sábado, 14 de junio de 2008

UF!
Otra vez desde abajo...
En el cerro y con lluvía

viernes, 6 de junio de 2008

Tus pestañas eternas, tus mejillas sonrojadas, tus labios mordidos, tus ojos pintados esmeralda,
tus manos que al roce con mi espalda son un mundo aparte, tus respiros, tu olor inconfundible...
Todo tú, eres una manifestación más de lo hermoso que puede existir, de lo bueno que siempre voy a necesitar. Y tus palabras son un vehículo al mejor de los mundos, al lugar más tuyo y más mío. Tus palabras son las que les dan vida a las mías, son lo que me hace recordar que no quiero otro hombre que no seas tú.

Eres mío como lo son mis sueños, eres mi mano unida sin remedio a la tuya.
Eres el amor de mi vida. Hoy, mañana y siempre. Y que nadie se atreva a decirme a mi lo contrario porque yo amo todo lo que eres. Con o sin mí, te amo. Y me casaría contigo esta misma noche. Lo sabemos y sólo esperamos que nos secuestre la locura para hacerlo.
Te amo mi Daniel color esmeralda.

sábado, 17 de mayo de 2008

Y creo que hoy más que nunca, sé que decir nunca es un error.
También entiendo que presisamente muere por la boca el pez.
Y todo lo que creo y lo que pueda entender no vale nada.
Hoy parece que nada vale lo suficiente para las personas.
¿Y soy yo la que hoy habla de ilusiones?
Soy yo la que camina por qué...
siguiendo qué...



no quiero
no quiero
no quiero
no quiero


Hoy dejaría todo... y no sería yo.
Hoy me bastaría con...
Me bastaría detenerme
Detener-ME

















punto final
.




domingo, 11 de mayo de 2008

Afortunada de Tenerte a tí


Soy tan afortunada de tener
una segunda piel para recorrer,
contigo nacen las caricias y palabras
nuestra verdad , nuestro lugar
conozco.. tu boca como mis manos
conozco tu mano y la siento mía..

Y entre palabras y caricias
y miradas infinitas
yo voy a estar con lo que puedo darte amor es amor
es amor..

Es que contigo soy yo
Sin explicación

Y entre palabras y caricias
y miradas infinitas
yo voy a estar con lo que puedo darte amor es amor,

Y entre miradas infinitas
y momentos difíciles voy a estar
con lo que quiero darte mi amor es lo que puedo darte amor
amor..


(Afortunada- Francisca Valenzuela)



lunes, 5 de mayo de 2008


Aveces
sólo
me
conforta
un
poco
de
calor...

Calor
que
me
mantiene
aquí.

lunes, 28 de abril de 2008

¿Bajar o Subir?



Sólo te amo cada vez más...
Te miro y sé que quiero contigo siempre estar.
Y podría dejar este mundo
para hacerme otro contigo...

sábado, 19 de abril de 2008

El deseo




Insisto en desconfiar de la casualidad, esa fachada de un establishment ontológico que se obstina en mantener cerradas las puertas de las más vertiginosas aventuras humanas, es decir que si después de leer un libro de Georges Bataille yo hubiera bebido una copa de vino en un café de Grignan, la chica de la bicicleta no se hubiera situado antes, con esa aura que cierne los instantes privilegiados; al establecer un enlace entre el libro y la escena, la memoria hubiera tejido la malla causal, la explicación simplificadora de toda cadena eslabonada por un condicionamiento favorable a la tranquilidad del espíritu y al rápido olvido. No fue así, pero primero hay que decir que Grignan se honra con el recuerdo de Madame de Sevigné, y que el cafecito con mesas al aire libre está situado a la sombra del monumento donde esta señora, pluma de mármol en la mano, sigue escribiéndole a su hija las crónicas de un tiempo al que no tenemos acceso. Dejando el auto a la sombra de un plátano, fui a descansar de tanto viraje en las colinas; me gustan esos pueblos tranquilos del mediodía, allí se sirve el vino en unas copas de vidrio espeso que la mano toma como si volviera a encontrarse con algo oscuramente familiar, una materia casi alquímica que ya no existe en las ciudades. La plazoleta estaba amodorrada, de cuando en cuando un auto o un carricoche le entornaban los ojos, y las tres amigas charlaban y reían cerca de las mesas, dos de ellas a pie y la otra en su bicicleta un poco ladeada, un modelo quizá demasiado grande para ella, un pie descansando en tierra y el otro jugando distraídamente con los pedales.


Eran adolescentes, las bellas de Grignan, los primeros bailes y los últimos juegos: la ciclista, la más bonita llevaba el pelo largo, recogido como cola de caballo que se agitaba a un lado y otro con cada risa, con alguna mirada hacia las mesas del café; las otras no tenían su gracia de potranca, estaban como enclavadas en personajes ya decididos y ensayados, las burguesitas con todo el futuro escrito en la actitud; pero eran tan jóvenes y la risa les venía desde la misma fuente común, saltaba en el aire de mediodía, se mezclaba con las palabras, las tonterías, ese diálogo de las niñas que apunta a la alegría y no al sentido. Tardé en darme cuenta de por qué la ciclista me interesaba de alguna manera. Estaba de perfil, casi vuelta de espaldas por momentos, y al hablar subía y bajaba livianamente en la silla de la bicicleta; bruscamente vi. Había otros parroquianos en el café, cualquiera podía ver, las dos amigas, ella misma podía saber lo que estaba ocurriendo: me tocó a mí (y a ella, pero en otro sentido). Ya no miré más que eso, la silla de la bicicleta, su forma vagamente acorazonada, el cuero negro terminado en una punta acorazonada y gruesa, la falda de liviana tela amarilla moldeando la grupa pequeña y ceñida, los muslos calzados a ambos lados de la silla pero que continuamente la abandonaban cuando el cuerpo se echaba hacia delante y bajaba un poco en el hueco del cuadro metálico; a cada movimiento la extremidad de la silla se apoyaba un instante entre las nalgas, se retiraba, volvía a apoyarse. Las nalgas se movían al ritmo de la charla y las risas, pero era como si al buscar nuevamente el contacto de la silla la estuvieran provocando, la hicieran avanzar a su vez, había un mecanismo de vaivén interminable y eso ocurría bajo el sol en plena plaza, con gente mirando sin ver, sin comprender. Entonces era así, entre la punta de la silla y la caliente intimidad de esas nalgas adolescentes no había más que la malla de un slip y la delgada tela amarilla de la falda. Bastaban esas dos nimias vallas para que Grignan no asistiera a algo que hubiese provocado la más violenta de las reacciones, la chica seguía apoyándose y alejándose rítmicamente de la silla, una y otra vez la gruesa punta negra se insertaba entre las dos mitades del joven durazno amarillo, lo hendía hasta donde la elasticidad de la tela la dejaba, volvía a salir, recomenzaba; la charla y las risas duraban como la carta que madame de Sevigné seguía escribiendo en su estatua, la lenta cópula per angostam viam se cumplía cadenciosa, interminable, y a cada avance o retroceso el pelo en cola de caballo saltaba hacia un lado, azotando un hombro y la espalda; el goce estaba presente aunque no tuviera dueño, aunque la chica no se diera cuenta de ese goce que se volvía risa, frases sueltas, diálogo de amigas; pero algo en ella lo sabía, su risa era la más aguda, sus gestos los más exagerados, estaba como salida de sí misma, entregada a una fuerza que ella misma provocaba y recibía, hermafrodita inocente buscando la fusión conciliadora, devolviendo en follaje estremecido tanta savia primera.
Por supuesto me fui, llegué a París, y cuatro días después alguien me prestó Histoire de l´oeil de Georges Bataille; cuando leí la escena de Simone desnuda en la bicicleta, alcancé en toda su salvaje hermosura lo que tratan de alentar los primeros párrafos de este texto, tal vez demasiado ciclista.
" Ciclismo en Grignan", Julio Cortázar

viernes, 4 de abril de 2008

Asaltando Bancos.

Escupo al cielo mi fuerza, mi poderosa voluntad. Escupo al cielo, pero a nadie le caerá en el rostro, esta vez. Escupo al cielo son alevosía. Y me quemo la mano.

Con los pies firmes en la tierra, busco la nube agujerada, busco al ángel caído, la mancha de violencia dibujada en el firmamento, pero no la encuentro. Será quizás que sin querer le fui a dar a Dios, será que yace en el suelo desangrándose, con una sonrisa ridícula en el rostro. Será que mientras busco, por gravedad descenderá. Será que recibiré el impacto de la primera bala salida de mi revólver, en una mañana de lunes soleado y seco. No, no será. Porque desde aquí, puedo oír más que gritos histéricos, más que llantos desolados…desde aquí puedo oír las suplicas de un ángel desdichado, puedo oír el lamento de una deidad.

Ahora, completamente excitada, vuelvo a disparar al cielo. Y no me detengo hasta no oír nada más que mi corazón palpitar. No me detengo hasta sentir mis piernas temblar. No me detengo hasta que todo se nubla…pestañeo un poco más y disparó la última bala.

Soy un dios, tengo poder y justicia en mi manos, en mis delicadas y femeninas manos. Y no hay hombre en esta tierra que se pueda a resistir a mis muslos, a mi cintura y espalda. Y si no fuera así, la que tiene el arma aquí, soy yo. Ahora, todos mírenme a los ojos. Pongan su dinero en la bolsa. Y tú, bonita, detrás del vidrio no olvides sonreír. Pon todo mi dinero en la bolsa, que en este mundo el cliente siempre tiene la razón. No olvides que ya mucho hemos errado para seguir perdiendo el tiempo así. No olvides que yo no tengo ganas de apuntar tu rostro y destruirlo en un simple jalar el gatillo. Señorita de sonrisa amigable, cierre los ojos y olvide mi rostro para que no tenga pesadillas esta noche, ni la siguiente, ni la subsiguiente.

Todos quietos, todos como gusanos en el suelo. No levanten la mirada y con alivio oigan mis pasos alejarse de este putrefacto banco.

Abre la puerta del auto amor…que nos vamos lejos. Lejos, para no volver jamás.

Estoy agotada, me preocupan las cosas importantes de la vida. Me preocupa el movimiento bajo nuestros pies. Me preocupa la noche un tanto adolorida. Me preocupa que tengas suficiente aire en tus pulmones. Suficiente sangre en tus venas, suficiente valor. Me preocupa tu pelo largo, tu espalda amplia, tus brazos fuertes, tu fina boca…Déjame dormir esta noche lejos de ti para venir a tu encuentro en la amanecida…en la descarada y olvidadiza amanecida.

Tamara Garcia.

sábado, 29 de marzo de 2008

Parque Quinta Normal

Es este uno de los lugares que más me gustan de Santiago. Mis padres solían llevarme cuando era niña. Me acuerdo que recorríamos el Museo de Ciencias Naturales con mucha detención, la primera vez que vi es esqueleto de la ballena, la cabeza de la elefanta Fresia en una de sus murallas. Todo era más grande en ese entonces...más bien yo era la muy pequeña.
También me gustaba el invernadero, y una roca junto a un puente donde había una cascada, un riachuelo chico que llegaba a la laguna, llena de botes...
Crecí y mis padres no me volvieron a llevar.
En septiembre del año pasado lo visité , después de muchos años. Estaba diferente, más pequeño, más viejo... No, creo que esa era yo.
Desde que me llevó un niño desconocido en esa ocasión no he dejado de visitarlo. Siempre con él...
Pero ahora lo conozco más... y me sigue gustando la laguna de agua verde que con el sol tiene destellos encandilantes.

sábado, 22 de marzo de 2008

Tres


A la cuenta de tres voy a acercarme un poco más.

A la cuenta de tres pondré mi mano en tú pecho.

A la cuenta de tres tendré tu corazón entre mis dedos.

A la cuenta de tres sentirás mi calor quemarte lentamente.

A la cuenta de tres estarás atrapado, mi vida.

A la cuenta de tres tu boca no estará completa,

A menos que roce la mía.

A la cuenta de tres no te quedará más salida…

Que adorarme toda tu vida.

viernes, 22 de febrero de 2008

Lo que comparto con Harry Haller


"Ahora bien, conmigo se da el caso, por desgracia, de que yo no soporto con facilidad precisamente esta semisatisfacción, que al poco tiempo me resulta intolerablemente odiosa y repugnante, y tengo que refugiarme desesperado en otras temperaturas, a ser posible por la senda de los placeres y también por necesidad por el camino de los dolores. Cuando he estado una temporada sin placer y sin dolor y he respirado la tibia e insípida soportabilidad de los llamados días buenos, entonces se llena mi alma infantil de un sentimiento tan doloroso y de miseria, que al dormecino dios de la semisatisfacción le tiraría a la cara satisfecha la mohosa lira de la gratitud, y más me gusta sentir dentro de mí arder un dolor verdadero y endemoniado que esta confortable temperatura de estufa. Entonces se inflama en mi interior un fiero afán de sensaciones, de impresiones fuertes, una rabia de esta vida degradada, superficial, esterilizada y sujeta a normas, un deseo frenético de hacer polvo alguna cosa, por ejemplo, unos grandes almacenes o una catedral, o a mí mismo, de cometer temerarias idioteces..."



Lobo Estepario, Hermann Hesse.

sábado, 16 de febrero de 2008

Recomendación Pacata.


¡No niña! No te maquilles la boca,

¡Quítate el rojo de esos labios!...

No levantes la mirada, ¡ocúltate!

No mires a los ojos con ese ardor

De perdición…De incitante maldición.

Que tu piel desnuda, no la toque ni la lluvia.

Cubre ese fogoso palpitar en tu pecho

Esconde las resbaladizas curvas de tú cuerpo.


miércoles, 13 de febrero de 2008

Suspención.


Se sostiene como puede de las viejas raíces del castaño. Se aferra a la vida con la fuerza de un toro, se niega a caer en el precipicio torrentoso que lo aguarda infinitos metros más bajo, en aquel rió de frías aguas cordilleranas. El sonoro crujir de las ramas que lo mantienen aun suspendido en el precipicio, parece un grito desesperado de la naturaleza, una cruel advertencia: ¡No te sostendré! ¡No te salvaré!

Desde esa suspensión le parecen aun más sublimes las sensuales curvas de la montaña…El tierno susurro del rió, ahora es un bramido espeluznante… y el roció, antes, reconfortante en su nuca, ahora es un llover de espinas sobre su desnuda cabeza.

Tiene miedo, pero se aferra con firmeza a las raíces de un castaño envejecido y frágil. Esta cansado, pero se resiste al magnetismo de la caída.

El cansancio aumenta conforme disminuye su miedo…

Suave y lentamente comienza a desprenderse de su apegó a la vida…

Con los ojos cerrados, afloja todos los dedos de una de sus manos.

Se deja caer… son los ojos puestos en el horizonte…

Con los brazos abiertos,

Con un graznido en la garganta…

Comienza a usar las alas que al fin, descubrió…

martes, 12 de febrero de 2008

feliz cumpleaños, amor :)





Finalmente terminé mi disco 2007. Cambié su nombre de "Vivencias" a "Sueños Locales" porque encontré que el nombre que tenía era muy simple. Pero las canciones que hay en e´l siguen siendo mis vivencias.
La última de ellas y sin duda la más importante es esta que se la regalo a mi novia Tamara en su cumpleaños número 18 esperando que sea el regalo más sublime de toda su vida.. Por primera vez hago una canción para alguien estando atento a la música y la letra. Por ello me costó bastante alrededor de 2 meses construyéndola atento aunque mi voz es lo único que cambiaría, pues tiene lo que quería un solo final y por sobre todo el piano que aprendi a tocar más que todo por componer esta canción que no es otra cosa sino mi pasión...

Mi pasión que se hizo canción.

Cuánto tiempo ha pasado

desde que estás a mi lado

escuchando mis locuras

con mi cabeza en la luna

o leyendo mis poemas

escritos con luna llena

...tan sólo para ti.

Tanto tiempo ha pasado

estando cerca, abrazados,

con mi corazón en tus manos,

con mi alma en un hilo,

con mi fuego desbordado,

un león enfurecido.

Cuánto tiempo ha pasado

y como un loco yo he estado

cuando no te he tenido

y tus besos me han faltado.

Aquellas noches de frío

tu amor no me ha dejado

aunque tu voz se haya ido.

Y mi voz ya ha tocado

con su fuego intempestivo

en tu corazón congelado

las cenizas he barrido

nuestros cuerpos hemos fundido

encontrando al "infinito"

Porque sabes que te amo

tanto que he enloquecido

Esta es mi pasión

que se hizo canción

hoy la canto para vos

con todo mi corazón...

.. te amo.

lunes, 11 de febrero de 2008

Tabaco-Adiccíon


Primero es un insignificante antojo…

Después se hace fácil un impulso…

Acabo animalizada en mi cama…

Dependiente y culposa.

Adicta.

Pero satisfecha…

Increíblemente satisfecha.

Urgencia.



Las ganas de tenerte cerca.

No se me quitan.

Necesidad o no, es urgente.

Le urgen a mis labios tu lengua suave.

Le urgen a mis senos tus manos cálidas.

Le urge a mi oído que le susurres palabras dulces.

Le urge a mi corazón el palpitar incesante que provocas.

A mi vientre ese escalofrió.

Le urgen a mis manos tus cabellos.

Le urge a mí espera tú presencia.

Otra noche más sin ti

Otra larga noche para llamarte

Y mi mente se repleta de fantasías nuevas cada minuto.

Fantaseo con tu cuerpo sobre el mió

Con tu pecho y vientre jugoso.